Hace poco, animado por Gema Moreno, escribí un artículo para ACHE. El tema era reflejar los beneficios que tiene la formación en counselling para los directores de residencias. Con ilusión reenvié dicho artículo a varias personas, mi amigo y compañero del Máster de Duelo, Víctor Ballesteros, me respondió “Hablas que es muy beneficioso acompañar la gestión de la residencia con el ejercicio de la escucha y de las habilidades blandas. Me han faltado ejemplos concretos de ese ejercicio del acompañamiento en tu día a día” ¡Bingo para Víctor! Es verdad, no había puesto ejemplos… y es que lo interesante es ver como se transforma la teoría en práctica.
¿Cómo me ha influido la formación en counselling y en consecuencia cómo ha modificado la organización de algunos procesos en la residencia? Ahora sí, aquí van unos ejemplos.
1) Doy mayor importancia a la acogida. Acoger es una clave del acompañamiento en counselling. Así se ha hecho un Nuevo protocolo de ingreso y acogida, con el objetivo de que en el día del ingreso estemos dedicados únicamente a prestar atención a la persona y a lo que le preocupa. Hemos mejorado la acogida y todo el tema administrativo queda resuelto días antes del ingreso.
2) He mejorado mis habilidades de comunicación. Me relaciono de una manera más empática con trabajadores, familiares y residentes y quiero llevar esta forma de relación a la organización. Por ello, los equipos de profesionales de mi residencia se están formando en relación de ayuda y se contrata anualmente formación con el Centro de Humanización de la Salud.
3) He activado el radar ético. La formación en counselling me ayuda a identificar problemas y conflictos éticos de toda índole. La dirección de una residencia llevada sin unos principios éticos puede ser una fuente constante de maltrato. Ha hecho que gestione los recursos de manera diferente, “el maltrato institucional” existe y el director tiene una responsabilidad especial.
4) Ha cambiado mi mirada. La importancia del aquí y el ahora es otra clave del acompañamiento. Cambiar la mirada implica poner el foco en la persona y no en la organización. Ese cambio de mirada implica flexibilizar tareas y procesos, es necesario y además es un gran reto.
5) El counselling busca concreción e indaga sobre distintas dificultades. Debemos preguntar directamente y concretar miedos, preocupaciones y necesidades. He descubierto lo saludable que es para la persona que pueda concretar sus necesidades espirituales y de sentido.
6) Me ha hecho consciente de la existencia de duelos. La empatía es una actitud y se aprende. Me ha hecho sensible a todos los duelos que experimenta una persona cuando deja su casa para vivir en la residencia. Es necesario el trabajo de reconocer lo que se pierde, validar como se afronta y registrarlo en las historias y proyectos de vida como estrategia necesaria para sanar estos duelos.
7) He incrementado el grado de autoconocimiento. La forma en que realizo mi trabajo es un reflejo de como soy, de lo que me importa y de la dirección que quiero que tome el centro en la manera de cuidar a las personas. El “conócete a ti mismo” me ha llevado al “nada de lo humano me es ajeno”, soy más sensible al sufrimiento de los demás.
8) Me ha dado herramientas para aprovechar mi propia vulnerabilidad. Trabajar con personas frágiles, en situación vulnerabilidad, hace que me vea reflejado en ellas. Experimentar esta vulnerabilidad en primera persona hace que me comprometa con mi trabajo e intente dar lo mejor mí. Es mucho sufrimiento el que se puede evitar si somos conscientes de nuestra vulnerabilidad.
9) Me ha puesto frente a la realidad de mi finitud. Ha cambiado mi actitud ante la muerte, lo veo como algo más cercano que, sin ninguna duda, mañana me ocurrirá a mí. Ser consciente de mi muerte me ha hecho preguntarme ¿Cómo se muere en mi residencia? Este es un tema sobre el que estamos trabajando actualmente y que puede ser “el gran sello de calidad” si logramos sacudirnos los tabús que hay sobre la muerte… otro reto importante y apasionante….
10) La importancia de la escucha. Prestarle importancia a la escucha me ha hecho redefinir las tareas diarias de mi puesto. Actualmente estamos inmersos en el proceso de cambio hacia el modelo de Atención Integral Centrada en la Persona y me he tomado muy enserio la realización de las historias de vida de los residentes, hasta el punto de que soy yo el que las está haciendo. Realizar una historia de vida es especial, todas merecen respeto y reconocimiento. Cuando una persona narra sus valores, su personalidad, sus duelos, sus recuerdos, sus necesidades y preocupaciones se convierte en un momento de salud para ellos. Es andar por los caminos de la humanización.
José Sánchez Martín, director de residencia y socio de ACHE