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Mimar: una propuesta para profesionales sanitarios

En la Residencia de Mayores, me encuentro con esta expresión: “Es que los mimas mucho, y así se ponen gachosos…” Y añaden con cierto tono iracundo: “¡será que no los conocemos!”. El comentario, tan inadecuado, me hace pensar que con estas expresiones y otras parecidas, las personas que compartimos el cuidado de otros, no compartimos los mismos criterios en la tarea, y me pregunto qué tiene de malo “mimar”.

Mimar

Dice el diccionario que es tratar a alguien con mucho cariño y delicadeza, o tratar a alguien con gran condescendencia, intentando satisfacer todos sus deseos, sin corregirlo. Esta segunda acepción me gusta menos, y me quedo con aspectos de las dos. Para mí, mimar es tratar a alguien con ternura y tratar de entender lo que le gusta, buscando su mejor beneficio, de acuerdo con él o ella, en proceso de concesión y también buscando el compromiso. Desde el mimo, la caricia se expresa en los ojos y no regaña o desacredita sino que se pone en el lugar del otro. Para mimar hay que aproximarse despacio, no a mi ritmo. Desde su lugar, se exigen pasos. Hay un compromiso mutuo que parte de un cuidado exquisito, para que aquello que no es saludable sea posible cambiarlo poco a poco.

No sé qué tiene de malo

Conforme avanza mi experiencia percibo que soy menos dueña de nada, y mucho menos del comportamiento de los demás. Experimento que no se consigue mucho desde el miedo, desde la voz alta o poderosa, desde uniformar y no permitir excepciones a las normas. Cuando veo personas mayores que viven con miedo a ser regañadas, siento una pena enorme, además. Me chirria y me duele.

Compruebo, que además de ser éticamente virtuoso, mimar es la forma en la que se obtienen mejores resultados de salud (al menos subjetivamente, no he hecho un estudio). Se consigue más siendo flexible, acomodándose a la persona, permaneciendo a su lado a pesar de todo, alabando los pequeños pasos. Lo único malo que tiene mimar es confundir el término con evitar el conflicto o con no decir las verdades.

Por lo demás, ¡qué bien si todos los profesionales sanitarios mimamos a las personas que atendemos, nos mimamos unos a otros, nos mimamos a nosotros mismos! Eso es humanizar.

Por Rosa María Belda Moreno, médica