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Atendiendo la discapacidad, una experiencia

Tiene dolor de espalda. Lo típico. Mucha carga en el cuerpo, trabajos físicos. Hernias discales. En este caso “pillan” nervios y producen un dolor intenso, y además, no puede levantar la pierna, se tropieza. Usa muletas para más seguridad, y porque ya se le está fastidiando la cadera. En medio de todo, edad de 50 y tantos, ha tenido un infarto del que se está recuperando. Pero nada de esto le importa tanto como “no funcionar” sexualmente.

Oigo cada día testimonios como este. Son hombres. Trabajadores. Sencillos. Educados como varones en una sociedad donde lo que importa, lo que te hace sentir que vales, es que puedes trabajar, ganar el pan para la familia, y que la virilidad se demuestra en el órgano sexual signo por excelencia de la potencia. Este hombre, de sonrisa agradable, tan majo, tiene interiorizado un patrón de conducta, de funcionamiento, un rol. Es la masculinidad aprendida. Y “no funcionar”, es el detonante de “ideas raras”, que dice él, o sea, ideas de suicidio.

En el trabajo de Valoración de la Discapacidad, escucho a parejas que aprovechan que están allí para decirme a mí lo que no se atreven a decir a la que tienen al lado. “No se lo digo a ella, porque me da vergüenza”, y le digo que “no me pasa nada” cuando me pregunta que qué me pasa, porque me ve pensativo y “modorro”.

Si tuviera que definir lo que en este momento hago es, ante todo, ventilar el dolor. Y hay mucho dolor físico. El impacto que tiene en la mente y el espíritu, el correlato de las enfermedades, se convierte en amplificador, lo que se hace insoportable, lo que da lugar a perder el sentido de la vida.

Es útil conocer el counselling, las habilidades, las actitudes. Es útil ser médica, conocer cómo funciona el cuerpo. Es útil reconocer lo aprendido mientras se sufre. Es útil dejarse impactar por el rostro humano sufriente, y sentir la solidaridad y ponerla en práctica. Más allá de la valoración, se teje en la entrevista un hilo invisible que nos conecta y nos hace prójimos.

Algunas palabras pedagógicas ayudan. Desmontar irracionalidades y prejuicios, parece que es la tarea inacabada de todos los ámbitos educativos sanitarios y sociales. Tal vez, es nuestra tarea principal. Resolver expedientes es solo la punta del iceberg. Abrir ventanas a la esperanza es construir la catedral.

Por Rosa Belda, médica y counsellor